Dulce persona, Mr Increible.

Estás sentado justo en frente. Subidos a un columpio, haciendo equilibrio para no caernos, ahí estamos nosotros, pequeños infiltrados en un mundo ya lejano. Te limpias el azúcar que tienes en las manos, aunque acabo de darme cuenta de que estamos completamente llenos de cristalitos dulces. Creo que tengo azúcar hasta dentro del calcetín. Nos quedamos en silencio, pero no es un silencio incomodo, por lo menos para mi no. Miro hacia al fondo, y veo un banco. El único banco que tiene protección contra la lluvia. El banco donde nos refugiamos aquella tarde, que empezó a llover inesperadamente, y me abrazabas para que entrara en calor. Tus brazos...De repente vuelvo a la realidad. Y me doy cuenta de que al verte sonreír, se me olvida todo. Nada me preocupa en ese momento excepto una cosa, limpiarme el azúcar que tengo en los calcetines.